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martes, 3 de febrero de 2015

EL MISTERIO DE LAS ISLAS BIMINI

MISTERIOS DE LA HISTORIA:




En el septiembre de 1968, un tal doctor Mason Balantyne, arqueólogo submarino, se encontraba nadando en la costa de Bimini norte en las Bahamas. Estaba a unos 900 metros de la orilla, en una zona de tres metros de profundidad, cuando tuvo la fortuna de atisbar centenares de rocas planas, de un metro cuadrado, colocadas siguiendo un patrón regular. Fue lo que se denominó “la carretera de bimini”, conjunto integrado por dos carreteras paralelas de piedra, situadas sobre las dunas de la bahía de Bimini, adentrándose en la alta mar en dirección sudoeste. Lo que es la sección occidental comienza formando un ángulo de 160º con la playa, y se curva para volver a la costa. Esta parte curvada, de unos 100 metros, es una suma de grandes rocas finamente colocadas. Respecto a la sección recta que va a la costa, mide unos 360 metros de largo por 60 de ancho, y en su zona central no existen losas.



LOCALIZACIÓN ISLAS DE BIMINI


Más tarde, en 1974, un científico de los Estados Unidos, David Zink, comandó una expedición hasta a aquel lugar. En su exploración encontró evidencias significativas; bajo las rocas planas existían unas piedras más pequeñas que parecían servir para nivelar el lecho marino, y las dos carreteras o caminos poseen una serie de indicadores con forma de flecha. Parece que varias partes de la carretera tienen piedras cortadas del mismo tamaño y dispuestas en hileras, también algunas piedras cuadradas más pequeñas presentan lo que parece un machihembrado en las juntas. Alrededor del conjunto hay trazas de micrita, que se asocian con plomo y zinc y que no se hallan de forma natural en América. Muchas de las rocas deben llevar mucho tiempo bajo el agua porque presentan cantos redondeados por la acción de las olas, y se piensa que muchas de ellas no son de origen caribeño. Hasta allá también se dirigieron para estudiar estas carreteras, Jacques Cousteau y otros especialistas. Para la mayoría de ellos estamos delante de una estructura de origen no natural.
Sin embargo, el doctor Zink, iba a llegar a la idea de que la estructura formaba parte de unos pilares destruidos de un templo que debió ser construido alrededor del 28.000 a.c. por una civilización desconocida, los atlantes, que con la ayuda de los extraterrestres habrían construido un complejo a base de rocas de gran envergadura. Nos lo podemos tomar con deportividad. 


BLOQUES RECTANGULARES DE PIEDRAS EN BIMINI


Más plausible es suponer, después de una meticulosa investigación, que una flota de barcos con perforaciones bajo la línea de flotación que provocase la inundación de varios de sus compartimentos. Sus capitanes mandarían hacer varar las embarcaciones para realizar reparaciones en los cascos para evitar su hundimiento y bombear el agua hacia fuera para preservar los alimentos. No seria descabellado que los barcos dañados fueran remolcados por los sanos hacia la orilla. Supongamos que esos barcos avistaron Bimini Norte, dirigiéndose hacia allá. En 1421, el nivel de mar sería de una braza más bajo que el actual, y las embarcaciones tenían un calado medio de unas dos brazas, según el lastre que llevaran, se puede estimar que los barcos tomarían tierra a unos cinco metros de agua, en el extremo de la carretera de Bimini en dirección al mar. La sección de forma de “j” invertida en ese extremo se halla en la posición donde hubiera varado un barco que hubiese rodeado el banco de las Bahamas y se hubiera dirigido hasta Bimini Norte. Por tanto, como nos señala Gavin Menzies, la carretera de Bimini no pudiera ser una rampa, hecha de piedra suave para evitar producir nuevos daños a las embarcaciones para poder llevarlos a la playa y también para poder reflotarlos? La sección curva pudo haber actuado como plataforma giratoria. De esta forma haciendo varar uno de los barcos, la quilla y el timón hubieran impedido que fuera arrastrado de lado hacia la costa. Para luego hacer girar la gran popa del barco, encarando hacia la playa, antes de arrastrarlo hacia la orilla por la parte de detrás. Gavin Menzies hizo una prueba a pequeña escala; arrastró maquetas a escala de un barco del tesoro de la flota china, y un barco de transporte de cereal por una carretera a la misma escala, hizo girar las popas, el barco del tesoro finalizó en el tramo de la carretera mayor, y el barco de transporte en el más pequeño. Las dos carreteras poseían surcos por donde pasar el timón y la quilla de los barcos, de forma que se podían arrastrar por la popa hasta la playa.

Los juncos chinos transportaban miles de toneladas de piedra como lastre. También llevaban armas de fuego con las que podían partir la roca y a bordo viajaban canteros chinos que habían participado en la construcción de miles de kilómetros en la muralla china. Así, cada embarcación podía contener unas 500 personas, y si el número de las mismas era el apropiado podían tener gran cantidad de mano de obra para construir la estructura. Los chinos poseían más de seis siglos de experiencia en construir diques secos por lo que ese trabajo en la zona de producir recintos estancos de los que se extraían agua usando la bomba espiral de Arquímedes que permitía trabajar por debajo de la línea de flotación de la embarcación. En el período Ming los chinos incluso usaban ya una especie de mono de buceo. Así, que los chinos colocaron piedras trabajadas en el lecho marino. Al completar la rampa, los grandes barcos habrían tenido que ser arrastrados de uno en uno hasta la orilla, sus timones y quillas pasarían por el surco realizado a tal efecto. Obviamente, para arrastrar los barcos, los ingenieros chinos habrían usado cableado y una variedad de cabrestantes para el arrastre. Estos últimos poseían ruedas dentadas provistas de dispositivos para evitar el movimiento de retroceso, y mecanismos de transmisión diferencial, que permitían la impulsión por hombres o caballos.


LOS GEÓLOGOS EXPERTOS CREEN QUE SON FORMACIONES NATURALES LAS ROCAS DE PLAYA


Sin embargo, muchas de las piedras rectangulares no eran de la zona. El lecho rocoso allí es blando, y las piedras parecían estar dispuestas con patrones menos regulares que las piedras importadas. El material de cimentación de unión  era diferente también. El doctor Zink pudo descubrir que en una muestra había cristales de aragonito, y otra, de calcita, lo que demostraba que las piedras adyacentes poseían diferentes rasgos físicos, y que se habían formado, por tanto, en diferentes lugares. La única forma de explicar esto es que muchas de las piedras fueran transportadas como lastre en los juncos chinos. Zink, envió muestras al doctor Edward Sayre, al Brookhaven National Laboratory en Long Island en los Estados Unidos, y después de un estudio dijo que algunos bloques cuadrados más pequeños estaban hechos de una mezcla de caliza y arenisca, y que cada bloque de construcción tenían un machihembrado que permitía la unión con otro de al lado. La explicación, si en un lecho marino no parece ser necesario esto, es que el amachambrado existiera para poder unir formando un cerco alrededor del lastre situado en el fondo del junco, para preservar que las piedras grandes se movieran cuando el mar estaba embravecido dañando el casco. Debemos pensar que la manga de un junco es muy ancha respecto a la eslora, con fondo plano, es necesario un importante lastre. Era perfectamente normal que unas quinientas toneladas de lastre en ellos, 30 para cada uno de los 18 compartimentos estancos.

De esta forma, según Gavin Menzies, un junco o más, pudieron chocar contra la costa, el casco se daña, y unas cuantas piedras de las llamadas de construcción que forman el lastre caen al fondo del mar; que formaría la primera parte de la carretera.  Para aumentar el flotamiento del junco fue menester lanzar más piedras al lecho marino usando piedras largas como correa de transmisión situadas debajo de ellas, unidas mediante sogas en cada uno de sus extremos.  Las piedras de origen no caribeño se encuentran en la zona de Yangzi y podría haber sido extraídas y talladas en las canteras Ming al este de Nankin, en China, que es donde se construían los barcos del tesoro chino. Los llamados bloques de construcción que hay en el lecho marino son cuadrados y miden un chi; 32 centímetros de lado, y la mezcla de arenisca y caliza usada abunda también en Yangzi. Y la micrita presente no se comercializaba en 1421, pero se encuentra de forma natural  en toda la cuenca alta del Yangzi en abundante cantidad junto el zinc y el plomo. En el Yangzi medio, a corta distancia al oeste de Wuhan, a 650 kilómetros rio arriba de Nankin ha habido un trasiego constante de estas mercancías y el emperador Zhu Di hizo servir grandes cantidades de cobre para construir Wuhan, y entre sus monumentos que acualmente se pueden visitar destaca la sala dorada en el pico de la columna celeste realizada íntegramente de cobre dorado. Los yacimientos de cobre y su posterior producción manufacturera en Wuhan van a resultar de importancia en la época del emperador como demuestra la construcción de un canal entre la mina de Changba y la de Yangzi. Con los minerales de zinc y cobre extraídos de las minas, los ingenieros chinos de Nankin cubrían las necesidades de fabricación de latón para los pernos que mantenían juntos los compartimientos estancos de los juncos. La micrita residual del cobre y el zinc iba a usarse para compactar el lastre de piedra de los barcos.


JUNCO CHINO DE GUERRA


En 1989, Raymond E. Leigh, un agrimensor que participaba en la expedición del doctor Zink, sobrevoló Bimini realizando mediciones en infrarrojo del extremo suroriental de la isla, justo en el extremo opuesto donde la rampa alcanza la orilla. Pudo descubrir cuatro montículos de arena rectangulares, uno de ellos medía 150 metros de largo y 90 metros de ancho. Por su tamaño y forma bien pudieran ser los cascos de algunos juncos sepultados. El doctor Zink descubrió por su parte otros montones de arena en la playa cerca de la rampa. De hecho a raíz de esto Gavin Menzies ha entablado conversaciones con el gobierno de Bahamas en el 2003, estimándose muy largas para obtener autorización para poder realizar excavaciones arqueológicas en la zona.

Así mismo, el mismo Menzies ha llegado a la conclusión de que cuatro juncos se pudieron hundir delante de Bimini Norte, otros cinco habrían sido abandonados en Bimini Sur, y los restantes habrían sido reparados y reflotados. Obviamente, las personas a bordo de los juncos abandonados habrían tenido que desplazarse a las islas. El resto habría regresado a China con el resto de la flota de la zona. Probablemente, cuando los recursos alimentarios hubieran sido insuficientes para la población abandonada a su suerte en Bimini, estos habrían tenido que realizar pequeñas embarcaciones con los restos de las embarcaciones para poder emigrar a Cuba a 180 kilómetros al sur, o bien, hasta Florida. Si esto es así, pudiera ser que la expedición de Colón se hubiera topado con ellos: “En el verano de 1494, en el segundo viaje de Colón, este ancló sus barcos en Cuba, junto a un hermoso palmeral, para abastecerse de agua dulce y madera. Mientras el grupo que había desembarcado cortaba madera y llenaba sus barriles de agua, un arquero se internó en la selva en busca de caza, solo para regresar unos minutos después relatando una experiencia desconcertante y terrible… Se había tropezado con un grupo de unos treinta indios muy bien armados… en compañía de los nativos había tres hombres blancos. Los hombres blancos, que llevaban túnicas blancas que les llegaban hasta las rodillas, divisaron inmediatamente al intruso… uno de ellos se dirigió hacia el cazador y empezó a hablar”. Según la cita de Washington Irving. Parece que Colón envió un segundo grupo tras aquellos cuando volvió el primero a informar, pero no los volvieron a ver. Esa descripción de hombres blancos vestidos con túnicas blancas que llegan hasta las rodillas, según nos cuenta Menzies, es similar con las de las poblaciones de México de Jacutácato y la tierra de Arhem en Australia que se daba a los extranjeros que desembarcaron en sus costas. Según Hernando Colón, Colón llegó a decir que estos hombres provenían de Mangon en la China, y que ellos habrían llegado a las costas de Asia. Según Menzies, en su trabajo de exploración e investigación por donde pasó la flota china se encuentra relatos parecidos; el enviado español Don Luis Arias relataba en el Siglo XVI historias de gente blanca con ropas de color blanco que cruzaron el Pacífico tras zarpar de lo que hoy en día es Chile. También un sacerdote jesuita, el padre Monclaro, que participó en una expedición portuguesa en el África oriental en 1569, describe a los habitantes de Pate como descendientes de marineros chinos naúfragos, que es reforzado por su escrito sobre el “quilin” la jirafa que fue regalada al emperador Zhi Di. Mientras que los aborígenes de Australia de la tribu de Yangery, que viven junto a un barco de caoba, afirman que unos hombres amarillos vestidos con largas túnicas se habían establecido junto a ellos.


TÚNICA CHINA MEDIEVAL LAS HABÍA DE MÁS COLORES APARTE DE BLANCO


Si bien no se puede asegurar que esta teoría sea cierta hasta que las autoridades de las Bahamas den su visto bueno a prospecciones arqueológicas en la zona y se pueda probar que hay juncos chinos enterrados. En caso de confirmarse, sería un descubrimiento de inmenso valor. A día de hoy no tenemos constancia desde el Legado de la historia que esto haya sucedido.


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